sábado, 21 de marzo de 2009

La letra y el píxel


Al acercarse a la pantalla y a la realidad de la tipografía en este soporte, se observa que el medio digital tiene distintas necesidades gráficas que las del medio impreso, a las cuales la tipografía se debe adaptar. Las fuentes hechas para ser impresas, no son validas en la pantalla, por su morfología, porque están pensadas para altas resoluciones, no para ser legibles en una pantalla a72 ppi de resolución.

Las letras que están pensadas para la cuadricula de la pantalla poseen cada trazo inscrito dentro de una malla formada por píxeles. 

El píxel es la unidad mínima, y la resolución es siempre la misma, es por esto que las fuentes de pantalla tienen pensado su comportamiento al ser reducidas de tamaño para no perder legibilidad y guardar la proporción entre letras. 

Las tipografías de pantalla, al estar hecha por píxeles, poseen trazos siempre rectos, horizontales o verticales, no existen los trazos curvos o diagonales, por lo cual para construirlos se hace una aproximación con verticales y horizontales. El interletra es una función de los blancos interiores de los caracteres. Cuantos más pequeños sean los blancos interiores, tanto más pequeños serán los espacios entre las letras; cuantos más grandes sean los blancos interiores, tanto más grandes serán los espacios intermedios. 

Los espacios entre las letras son más grandes que los respectivos blancos interiores, originan en el caso de las minúsculas imágenes de palabras que parecen caracteres aislados; espacios demasiado estrechos tienen como consecuencia imágenes de palabras manchadas. 

Para las minúsculas hay, siempre en relación con el correspondiente cuerpo, sólo una distribución justa de espacios. En cuanto a las mayúsculas, el espacio mínimo se origina por la claridad de los blancos interiores más grandes, pero ellas no sólo tienen que estar interletradas con el fin de que sean legibles, también tienen que dar en sus espacios un aspecto equilibrado, es decir, que óptimamente parezcan igual de grandes las superficies. 

El blanco influye desde arriba y desde abajo en los espacios de los signos y en los espacios entre los signos. Es más activo que la que emana de abajo, como la consecuencia que la letra n de un tipo de palo seco tiene que ser un poco más ancha que la u del mismo tipo, si queremos que sea óptimamente de igual anchura. Del mismo modo que la superficie entre I y A tiene que ser más pequeña que la existente entre I y V. 

Lo que es válido para los espacios entre las letras lo es también para los espacios entre las palabras: éstos también son una función de los blancos interiores de las letras; cuanto más pequeños sean, tanto más pequeños serán los espacios entre las palabras; cuanto más grandes los blancos interiores, tanto más grandes serán los espacios. 

El interlineado tiene una interdependencia con el quepo del tipo y el ancho de la composición. Con respecto a la proporción del interlineado, cuanto más ancha sea una composición, más interlineado requiere teniendo el mismo tipo de letra y el mismo cuerpo. Del mismo modo los caracteres claros necesitan más interlineado que los más oscuros. El blanco interior de la letra influye por tanto no sólo en los espacios entre las letras y las palabras, sino también en el interlineado. El interlineado es un medio importante para cambian el “color”, el valor del gris de la imagen de una composición.

Vía | Rots


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